En este peculiar apartamento en el centro de Madrid de 67m2 se puede apreciar una conversación y un diálogo de las personas con la vivienda. Cada espacio genera una conversación con el contiguo a través de la luz. Es un diálogo silencioso y sincero.
El mobiliario, se acerca a la escala humana. Fabricado en madera natural de roble y trabajando cada detalle para que su integración en cada espacio sea impecable.
Todos los elementos que compartimentan el espacio, son elementos de uso, cobran vida y se diseñan para dar servicio al usuario. Dichos elementos de mobiliario a medida se reducen a una altura de 2,27m para separarlos del continente, para potenciar la transición entre zonas y mejorar la entrada de luz hacia aquellas más oscuras.
Este gesto aporta una gran amplitud y una entrada de luz a todos los rincones de la casa.
La iluminación directa en un espacio, genera una iluminación indirecta en el contiguo. Son espacios colaborativos. En este sentido, no hay ningún lugar residual en la casa, todo aportan valor de una forma u otra.
A pesar de la escasa superficie de la vivienda, existen muchos detalles por descubrir. Puertas ocultas, mesitas de noche escondidas y armarios que desaparecen.
La vivienda es flexible y cambiante y se adapta a las necesidades del usuario.