En esta vivienda unifamiliar de 190 m2 y una sola altura, donde las puertas correderas de cristal que dan acceso a cada una de sus estancias, todas ellas volcadas al jardín y a la piscina posterior, dan como resultado un interior totalmente iluminado y abierto, lo que representa también un reto desde el punto de vista del mobiliario, ya que este debe cumplir tanto funcional como estéticamente.
Por ello se han buscado soluciones prácticas sin descuidar el diseño, sobre todo, combinando materiales nobles como el nogal con acabados lacados y materiales más técnicos, como las encimeras de Krion de la cocina y los laminados textiles de los armarios. Esta combinación armoniza perfectamente con el contraste entre las paredes blancas y los muros de mampostería que sostienen la estructura.